jueves, 18 de junio de 2015

ALFABETO B

CRUCILETRAS

   

ESPECIAL: DIA DE LA BANDERA

Zamba se encuentra con Belgrano

http://www.educ.ar//recursos/ver?id=105844&referente=docentes
Resultado de imagen para MANOS ANIMADAS


CONTENCIÓN A LOS NIÑOS: "UN NUDO EN LA SABANA".


UN NUDO EN LA SÁBANA


En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los #hijos
Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los niños. 
Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.
Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo y cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya estaba acostado.
Explicó además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia.
Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para que su hijo supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de la sábana.
Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El nudo es el medio de comunicación entre nosotros.
La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela.
Este hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros.
Aquél padre encontró su forma, una forma simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía a través del nudo, todo el afecto de su papá.
Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento.
Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban para aquél hijo, muchísimo más que un montón de regalos o disculpas vacías.
Es válido que nos preocupemos por las personas, pero lo más importante es que ellas sepan y puedan sentir nuestra preocupación y cariño por ellas.
Para que exista la comunicación, es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, ya que los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.
Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el golpe de la rodilla o el miedo a la oscuridad.
Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben distinguir un gesto de afecto y amor, aunque ese gesto sea solamente un nudo en la sábana. Un nudo cargado de afecto, ternura y amor.

“Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, cariño, amor e integridad, piensen en ti”



miércoles, 17 de junio de 2015

FOMENTO DE LA LECTURA

ESCUCHAR A NUESTROS NIÑOS : DEJA DE GRITAR



















Como madre, le doy un gran valor a cada nota que recibo de mis hijas, ya sean garabatos indescifrables o cartas con caligrafía perfecta. Pero el Día de la Madre recibí de mi hija de 9 años un poema que significó mucho para mí. De hecho, la primera línea me hizo contener el aliento mientras cálidas lágrimas se deslizaban por mi rostro.
"Lo importante de mi mamá es... que siempre está ahí para mí, incluso cuando me meto en problemas."
Verás, esto no fue siempre así.
En el medio de mi vida extremadamente distraída, comencé una nueva práctica que era muy diferente a mi comportamiento usual. Me convertí en una gritona. No lo hacía siempre, pero eran momentos que vivía muy intensamente, como cuando se infla demasiado un globo y éste explota, causando sobresalto y temor.
Pero ¿qué me hacía perder la calma ante mis hijas de 3 y 6 años? ¿Era que ella insistía en buscar tres collares más y sus anteojos favoritos cuando ya estábamos llegando tarde? ¿Era que quería servirse sola su cereal y tiraba la caja entera en la mesa de la cocina?
¿Fue que ella se tropezó y rompió un ángel de vidrio que era muy especial para mí, a pesar de haberle dicho que no lo tocara? ¿Fue que luchó como un boxeador para no dormirse justo en el momento en que yo más necesitaba paz y tranquilidad? ¿Será porque las dos pelearon por cosas insignificantes como por ejemplo, quien era la primera en salir del coche o la que tenía más salsa de chocolate en su helado?
Si, eran ese tipo de cosas típicas que les suceden a los niños que me irritaban hasta el punto de hacerme perder el control.
No es fácil reconocer esto. Así como tampoco es fácil revivir esa etapa de mi vida, porque, siendo honestos, me odiaba a mí misma cuando me sucedían esas cosas. ¿En qué me había convertido que tenía que gritar a las dos preciosas personitas que más amaba en la vida?
Déjame contarte como era mi vida en aquel entonces:
Mis distracciones:
El uso excesivo del teléfono, la sobrecarga de compromiso, mis extensas listas de tareas, y la búsqueda de la perfección me estaban consumiendo. Y gritarle a los que amaba fue el resultado directo de la pérdida de control que estaba experimentando en mi vida.
Inevitablemente, me derrumbé. Y lo hice precisamente en la intimidad de mi hogar, en la compañía de aquellos que eran lo más importante en mi vida.
Hasta que un triste día…
Mi hija mayor se había subido en un taburete y estaba buscando algo en la despensa cuando accidentalmente tiró un paquete entero de arroz en el piso. Una lluvia de diminutos granos se esparció en el suelo. Al ver eso, los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas. Y fue ahí cuando pude ver el miedo en sus ojos al prepararse para el regaño violento de su madre.
“Me tiene miedo”, pensé con la más dolorosa comprensión que te puedas imaginar. “A mi hija de seis años le asusta mi reacción ante un inocente error.”
Con una profunda pena, me di cuenta que no quería vivir así el resto de mi vida y que no era la madre que quería para mis hijas.
A las pocas semanas de ese episodio toqué fondo. Fue un momento de dolorosa toma de conciencia que me impulsó en un viaje de liberación para desprenderme de las distracciones y comprender lo que realmente importaba en la vida. Fueron dos años y medio de ir reduciendo lentamente los excesos y las distracciones electrónicas…dos años y medio de liberarme de los estándares de perfección inalcanzables y de esa voz interna, guiada por las presiones sociales, que me decía “hazlo todo”.
Cuando fui abandonando mis distracciones internas y externas, la ira y el estrés que tenía reprimidos dentro de mí lentamente se fueron disipando. Más alivianada, fui capaz de reaccionar ante los errores y malas acciones de mis hijas de una manera más tranquila, compasiva, y razonable.
Por ejemplo, comencé a decir cosas como: “Es sólo jarabe de chocolate. No pasa nada, puedes limpiarlo y la mesa de la cocina estará como nueva” (En lugar de lanzar una mirada furiosa y poner los ojos en blanco)
Me ofrecí a sostener la escoba mientras ella barría un mar de cereales que cubría el piso.(En lugar de quedarme de pie junto a ella con una mirada de desaprobación y absoluta molestia.)
La ayudé a pensar donde podrían estar sus lentes. (En lugar de quejarme por su irresponsabilidad).
Y en los momentos en que el agotamiento y la rabia estaban a punto de ganarme, entraba en el cuarto de baño, cerraba la puerta y me tomaba un momento para respirar profundamente y recordarme a mí misma que son niños, y los niños cometen errores. Así como yo también los cometía.
Con el tiempo, desapareció el temor que una vez brilló en los ojos de mis hijas cuando estaban en problemas. Y gracias a Dios, me convertí en un refugio al cual acudir en tiempos difíciles, en vez de ser un enemigo de quien huir y esconderse.
No sé si hubiera escrito sobre esta profunda transformación si no fuera por el incidente ocurrido el último lunes. En ese momento saboreé cuan abrumadora puede ser la vida y cómo las ganas de gritar pueden apoderarse rápidamente de mí. Estaba terminando los últimos capítulos del libro que actualmente estoy escribiendo y mi computadora se trabó.
De pronto los últimos tres capítulos que había estado corrigiendo desaparecieron frente a mis ojos. Pasé algunos minutos tratando de volver a la última versión del manuscrito. Cuando eso falló, intenté buscar si tenía guardada una copia de seguridad en la computadora. Al darme cuenta que nunca iba a recuperar el trabajo, me dieron ganas de llorar, y aún peor… quise rugir como un león.
Pero no pude porque ya era la hora de recoger a los niños de la escuela y llevarlos a natación. Con gran moderación, cerré mi laptop muy tranquila y me recordé a mí misma que podría haber tenido un problema mucho peor que volver a escribir estos capítulos. Entonces me dije: no hay absolutamente nada que pueda hacer sobre este problema en este momento.
Cuando mis niños entraron al auto, inmediatamente se dieron cuenta que algo andaba mal. “¿Te pasa algo, mamá?” Me preguntaron al unísono, después de haber tomado un vistazo de mi pálido rostro.
Sentí ganas de gritar: “¡Perdí tres días de trabajo en mi libro!”
Tuve ganas de pegarle un puñetazo al volante porque el último lugar donde deseaba estar era sentada en el auto. Quería ir a casa y arreglar mi libro, no llevar a las niñas a natación, escurrir sus trajes de baño mojados, peinar sus cabellos enredados, hacer la cena, lavar los platos y acostarlas.
Pero en lugar de eso, dije con calma: “Me pone mal hablar en este momento. Perdí parte del libro que estoy escribiendo. Y no quiero hablar porque me siento muy frustrada”.
“Lo sentimos mucho”, dijo la mayor. Y entonces, como si supieran que yo necesitaba soledad, se quedaron tranquilas todo el tiempo que estuvieron en la piscina. Durante el resto del día estuve más calmada que nunca, no les grité e hice mi mayor esfuerzo para no pensar en el asunto del libro.
Al final del día, después de acostar a mi hija menor me senté al borde de la cama de la mayor para conversar un rato con ella.
“¿Piensas que podrás recuperar tus capítulos? Me preguntó.
Y ahí fue cuando comencé a llorar, no tanto por los capítulos perdidos, ya que sabía que los podría reescribir. Sino que mi angustia tenía más que ver con lo agotador y frustrante que puede ser escribir y editar un libro. Había estado tan cerca del final. Sentir que se me había arrebatado esa posibilidad fue increíblemente decepcionante.
Para mi sorpresa, mi hija se acercó y me acarició el pelo suavemente mientras me decía unas palabras muy tranquilizadores: "Las computadoras pueden ser muy frustrantes", "Yo podría echar un vistazo para ver si podemos recuperar los capítulos.” Y finalmente: "Mamá, tu puedes hacer esto. Eres la mejor escritora que conozco", " Te ayudaré en todo que pueda".
En mis momentos difíciles, allí estuvo ella alentándome, muy paciente y compasiva, sin aprovecharse jamás de mi momento de debilidad.
Mi hija no habría aprendido nunca a ser empática si yo hubiera seguido siendo una gritona. Los gritos apagan la comunicación, rompen los vínculos, hacen que las personas se separen en lugar de acercarse.
"Lo importante es... que mi mamá siempre está ahí para mí, incluso cuando me meto en problemas."
Lo importante es… que no es tarde para dejar de gritar.
Lo importante es… que los niños perdonan, especialmente si ven que la persona que aman está tratando de cambiar.
Lo importante es… que la vida es muy corta para enojarse por pequeñeces como el cereal derramado o zapatos fuera de lugar.
Lo importante es… que no importa lo que pasó ayer, hoy es un nuevo día. Hoy podemos elegir responder pacíficamente con nuestros hijos. Cuando lo hacemos, le estaremos enseñando a nuestros hijos que la paz construye puentes, puentes que nos llevarán lejos de los problemas.

DIFERENTES ACTIVIDADES


 





















martes, 16 de junio de 2015

IDEA PARA EL ACTO DEL DIA DE LA BANDERA

Expresión con lápices

Los lápices se hacen con tubos de cartón (en los que viene las telas) forrados con papel celeste y blanco . En un extremo se pega  un cono blanco de cartulina y se pinta la punta con un fibrón o témpera.
Los nenes entran llevando los lápices en los hombros,se ubican utilizando todo el espacio y con una música suave de fondo la maestra los invitará a dibujar: arriba, abajo adelante, atrás, formando círculos, cuadrados , triángulos en el aire.
Luego podrán armar un puente largo de lápices, ubicándose por parejas y pasando por él las parejas una por vez.
Finalmente formarán una ronda y con los lápices construirán una bandera en el piso.Al finalizar el armado se escuchará una marcha o canción de la bandera , se colocará el sol (realizado con una técnica grupal).Luego los nenes se ubicarán en semicírculo y se les entregará una pancarta o una letra a cada niño para armar una frase como "Viva mi Bandera!


CANCIÓN PARA LA BANDERA

MUY CERQUITA TUYO

Por una escalerita
muy alto subiré
a buscar una nube blanca
y con un pedacito
de cielo formaré
la Bandera de mi Patria. (bis)

Sopla, sopla el viento
brilla, brilla el sol
para que ella juegue feliz
muy cerquita tuyo
quiero crecer
banderita yo te cuidaré. (bis)


https://www.youtube.com/watch?v=VGsmGouK51I#t=52

POESÍA: DÌA DE LA BANDERA


Resultado de imagen para la bandera argentina

"La Bandera Mía" - Vidala.

La bandera mía
se parece al cielo:
es azul y blanca,
con el sol en medio.
¿Cómo no quererla
como yo la quiero
si en ella el retrato
de mi patria veo?
Por eso al mirarla
flotando a los vientos
de orgullo y de dicha
se me ensancha el pecho.
Por eso al mirarla
siento un solo anhelo:
ser justo y honrado,
ser valiente y bueno.


NO EXISTE TRASTORNO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN, SOLO NIÑOS ABURRIDO / ENTREVISTA MARIA ACASO

NO EXISTE TRASTORNO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN, SOLO NIÑOS ABURRIDO 

«No existe trastorno de déficit de atención, solo niños aburridos»
http://www.abc.es/familia-educacion/20131029/abci-maria-acaso-reduvolution-201310281621.html


DÌA DEL INGENIERO

Resultado de imagen para dia del ingeniero